Hasta ahora las revisiones
sobre la vida y obra de Florence Nightingale parece que apenas han dañado la
imagen que de ella se tenía. Un análisis más profundo de las fuentes utilizadas
hasta ahora, junto con otras nuevas, muestran que gran parte de esa reputación
tiene su base en los mitos que creó la prensa popular durante la guerra de
Crimea y la biografía de E. Cook que fue encargada por la familia tras su
muerte (The life of Florence Nightingale).
La literatura apologética
continuó con la obra de Woodham-Smith, Florence Nightingale 1820-1910, que se
publicó en 1950, después de la segunda guerra mundial, en el momento en el que
Gran Bretaña necesitaba “héroes”. Tuvo tanto éxito que fijó la imagen de
Nightingale durante décadas.
El trabajo de Keith Williams,
investigador del Wellcome Trust Centre for the History of Medicine, publicado
hace unos días en el British Medical Journal, señala que debería revisarse su
biografía y sus aportaciones en el contexto social de su época. Parece que no
está claro su papel en el impulso de la reforma y desarrollo de la medicina
militar en la época victoriana. Es más, podría ser todo lo contrario, es decir,
obstaculizador.
El trabajo proporciona
interesantes argumentos y pistas que conducen a una necesaria revisión. Para
quien quiera conocerlos con detalle remitimos al lector al artículo. No obstante,
algunas de esas revisiones pueden llevarnos a la situación contraria, creando
una imagen en negativo, pero igualmente falsa.
Creemos que el caso de
Florence Nightingale no es el único y que la historia está repleta de ejemplos
parecidos. El papel de la prensa y de ciertos “estudiosos” que crean biografías
a medida, contribuye a crear falsos mitos. El fenómeno sigue produciéndose en
la actualidad donde los medios de comunicación y de propaganda son mucho más
potentes. Tampoco hay que olvidar en esta misma línea a los personajes que
construyen en vida una falsa biografía de sí mismos sin que nadie se atreva a
desmentir ninguno de los hechos falsos o edulcorados. Con el tiempo estos mitos
calan y la sociedad acaba por legitimarlos.
El género biográfico es muy
difícil. No está de más revisar las biografías de las personas que creemos que
han hecho grandes aportaciones en el terreno de la ciencia y la práctica
médica. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que cada época buscará nuevas
fuentes e interpretará lo ya escrito desde la perspectiva del tiempo propio,
con unos conocimientos, valores, actitudes, etc. diferentes al de la época de
la persona estudiada. Es comprensible, no podemos abstraernos totalmente de
nuestro tiempo.
En nuestro campo las biografías
apenas cambian porque no se dedica tiempo a estudiar de forma profunda a los
personajes y todo lo que les rodea. Las que primero se escribieron van
fijándose y constituyen siempre el material de partida de las sucesivas, que
apenas introducen modificaciones de enfoque o de contenido.
Referencias:
Artículo: Keith Williams, Reappraising Florence
Nightingale, BMJ 2008;337:a2889.
Libro mencionado: Cook, E., The life of
Florence Nightingale. London, Macmillan, 1913.
Libro mencionado:
Woodham-Smith C. Florence Nightingale 1820-1910. London: Constable, 1950.
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